martes, 6 de enero de 2009

Fortaleza Teresiana...


Fuerte como las murallas de su tierra

¿Conoces Ávila? ¿Alguna vez la has visto, al menos en película o en fotografía? Pasar por sus murallas es sentir hambre de lo que no se acaba, de lo que perdura, lo que permanece. Vale la pena hacer el viaje al menos con nuestra imaginación... llegar y sentarse a mirar quietos, asombrados, mudos... Teresa de Jesús contempló este paisaje de piedra, de cielo limpio, de fortaleza. Las murallas son elocuentes para simbolizar la reciedumbre del espíritu teresiano.

Si la Madre Teresa lo dijo, lo doy por hecho

Fuerte no es el peleador que gana un trofeo en el box; él es un deportista. Fuerte es la persona a la que el viento de las dificultades la dobla, pero no la quiebra; fuerte es quien es firme, quien llega hasta el final de lo que se propone.

Se cuenta que Don Álvaro de Mendoza, Obispo de Ávila en tiempo de Sta. Teresa, vivió un proceso de valoración y estima por todos los proyectos teresianos; de hecho llegó a ser un buen amigo de la santa. Bien, pues a este Obispo castellano, le oyeron exclamar: "Juro por mi vida que algunas veces no entiendo a la Madre Teresa, pero creo en ella de todo corazón. He visto que se compromete de tal modo, que consigue lo que comienza". Y cuando Don Álvaro dudaba, cuando le parecía imposible tal o cual fundación, les preguntaba a las monjas carmelitas: "Teresa de Jesús dijo que se haría...? Porque si ella lo dijo, lo doy por hecho".

¿En qué consiste la fortaleza teresiana?

Desde un enfoque teresiano la fortaleza equivale precisamente "a la determinada determinación". (CP 21,2) Supone valentía, y capacidad de esfuerzo. Teresa de Jesús supo combinar con muy buena dosis de armonía un exquisito feminismo con un espíritu recio, fuerte.
Esta frase "determinada determinación" se encuentra con frecuencia en sus escritos, sobre todo cuando habla de momentos fuertes de su vida. Significa: Un acto de entrega y de confianza en Dios; un propósito firme, traducido en acciones concretas de perseverar hasta el fin "pase lo que pase y suceda lo que suceda".

Nos ayuda mucho practicar esta determinada determinación teresiana para salir de la rutina, la mediocridad, del "hay se va". Sirve para comenzar el camino de la oración y para enfrentarnos a las dificultades de la vida, sobre todo a esos momentos de crisis, en los que todo parece tambalearse.

La fortaleza es una gracia que la Santa la pedía constantemente en la oración: "Fortaleced mi alma, Señor" porque: "No viene esta fortaleza de nuestras fuerzas" (V.13,3) Su Majestad nos la concede, dice ella, para aceptar los riesgos con ánimo animoso, para ser generosos, entregados; para "no quedarnos al pie del monte, sabiendo que podemos subir hasta la cumbre"


*fuente: Santa Teresa de Jesús, una mujer para la mujer de hoy

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