martes, 27 de enero de 2009

Enfermedad y conversión...


Un año y medio más tarde, Teresa cayó enferma, y su padre la llevó a casa. La joven empezó a relexionar seriamente sobre la vida religiosa que le atraía y le repugnaba a la vez. La obra que le permitió llegar a una decisión fue la colección de "Cartas" de San Jerónimo, cuyo fervoroso realismo encontró eco en el alma de Teresa. La joven dijo a su padre que quería hacerse religiosa, pero éste le respondió que tendría que esperar a que él muriese para ingresar en el convento. La santa, temiendo flaquear en su propósito, fue a ocultas a visitar a su amiga íntima, Juana Suárez, que era religiosa en el convento carmelita de la Encarnación, en Avila, con la intención de no volver, si Juana le dejaba quedarse, a pesar de la pena que le causaba contrariar la voluntad de su padre.
"Recuerdo . . . que, al abandonar mi casa, pensaba que la tortura de la agonía y de la muerte no podía ser peor a la que experimentaba yo en aquel momento . . . El amor de Dios no era suficiente para ahogar en mí el amor que profesaba a mi padre y a mis amigos".

La santa determinó quedarse en el convento de la Encarnación. Tenía entonces veinte años. Su padre, al verla tan resuelta, cesó de oponerse a su vocación. Un año más tarde, Teresa hizo la profesión. Poco después, se agravó un mal que había comenzado a molestarla desde antes de profesar, y su padre la sacó del convento. La hermana Juana Suárez fue a hacer compañía a Teresa, quien se puso en manos de los médicos. Desgraciadamente, el tratamiento no hizo sino empeorar la enfermedad, probablemente una fiebre palúdica. Los médicos terminaron por darse por vencidos, y el estado de la enferma se agravó.

Teresa consiguió soportar aquella tribulación, gracias a que su tío Pedro, que era muy piadoso, le había regalado un librito del P. Francisco de Osuna, titulado: "El tercer alfabeto espiritual". Teresa siguió las instrucciones de la obrita y empezó a practicar la oración mental, aunque no hizo en ella muchos progresos por falta de un director espiritual experimentado. Finalmente, al cabo de tres años, Teresa recobró la salud.

viernes, 23 de enero de 2009

Oración a Santa Teresa...


ORACION A SANTA TERESA


Por: DE SAN ALFONSO Mª LIGORIO


Oh, Santa Teresa, Virgen seráfica, querida esposa de Tu Señor Crucificado, tú quien en la tierra ardió con un amor tan intenso hacia tu Dios y mi Dios y ahora iluminas como una llama resplandeciente en el paraíso, obtén para mi también, te lo ruego, un destello de ese mismo fuego ardiente y santo que me ayude a olvidar el mundo, las cosas creadas, aún yo mismo, porque tu ardiente deseo era verle adorado por todos los hombres. Concédeme que todos mis pensamientos, deseos y afectos sean dirigidos siempre a hacer la voluntad de Dios, la Bondad suprema, aun estando en gozo o en dolor, porque El es digno de ser amado y obedecido por siempre. obten para mí esta gracia, tú que eres tan poderosa con Dios, que yo me llene de fuego, como tú, con el santo amor de Dios.


Amén.

viernes, 16 de enero de 2009

Las dos Teresas...


Hablan de Dios con novedad.
Contagian su apasionado amor a Jesús.
Son una canción del Espíritu para todos los buscadores.
Anuncian el Evangelio en cada página de sus escritos.
Reflejan un gran cariño a la Iglesia.
Cantan los caminos de la verdad, la libertad y la alegría.
Son una bocanada de aire misionero.
Narran de forma viva el amor cristiano.
Son las dos Teresas, la de Lisieux y la de Ávila.
Tienen palabra viva para nosotros.
No saben orar sin que la oración sea misionera.
Las dos nos animan a formar comunidades
donde oración misión se den la mano.
Las dos nos piden que abramos espacios eclesiales
para la misión y la oración.
Las dos nos lanzan un reto:
A ver si somos capaces de ser orantes y misioneros.

martes, 13 de enero de 2009

Santa Teresa de Jesús y sus bilocaciones...


SANTA TERESA DE JESÚS (1515-1582) tuvo muchas bilocaciones en vida y muchas apariciones después de muerta. Veamos algunas de sus bilocaciones tal como se narran en las Actas de los Procesos de beatificación y canonización, publicados por el padre Silverio de Santa Teresa.


Dice Sor Ana de san Agustín: Estando esta testigo de sacristana en Malagón y estando un día durmiendo en su cama, la despertó la Madre Teresa de Jesús y le dijo: “Vete y pon luz delante del Santísimo Sacramento”. Y esta testigo se levantó y fue al coro a encender la lámpara, y encendida, vio allí a la dicha Madre Teresa de Jesús y se admiró, porque no estaba allí en dicho convento, sino en Ávila, a muchas leguas de allí, de Malagón; y esta testigo presumió que por su poca devoción la Madre Teresa le hacía este favor para moverla a devoción; y cuando esta testigo quiso hablar, no vio ninguna cosa y desapareció .


La misma Sor Ana de san Agustín afirma: Esta testigo supo de cierta monja de esta casa que estando una noche en oración y estando la dicha Madre Teresa ausente de esta villa más de treinta leguas, se le apareció, porque la dicha monja había pensado la mudase de aquella casa a otra casa donde estaría mejor; le dijo la dicha Madre Teresa que tuviera cuenta con la casa donde estaba. Y que habrá tres años, poco más o menos, que tornó a desear esta monja que la sacasen de aquella misma casa y que se la tornó a aparecer la dicha madre Teresa de nuevo, cuando estaba ya muerta, estando en Maitines, y reprendióla por este deseo y, no obstante esto, todavía la dicha monja trataba de que la mudasen de allí. Y de allí, al poco tiempo, se le tornó a aparecer, reprendiéndola por desobediente .


El padre Enrique Enríquez dice en su testimonio en los Procesos: He sabido del padre Gaspar de Salazar de la Compañía de Jesús, el cual sabe muchas cosas de la dicha Madre Teresa de Jesús, que estando a muchas leguas de distancia de donde él estaba en su aposento cerrado, se le apareció antes que muriese la dicha Teresa de Jesús y le dio ciertos avisos y amonestaciones, y que este testigo le preguntó después a la dicha Madre, la cual con una humilde modestia mostró haber sido así por particular orden de Dios Nuestro Señor para ciertos efectos saludables .


Sor Ana de Jesús Lobera dice en los Procesos: La Madre Teresa de Jesús no sólo ha dado avisos en espíritu después de muerta sino también estando viva... Así, en esta casa de Salamanca, hace unos veinte años, estando ella fundando en Segovia, teníamos aquí a la hermana Isabel de los Ángeles, con gran enfermedad desde hacía ocho meses, que daba compasión verla. El día de san Bernabé (11 de junio de 1574) por la mañana, estaba fatigadísima cuando nos fuimos a misa; y cuando vinimos la hallamos con extraordinaria alegría... Después que se fueron las otras Madres, yo, que había sido su maestra, quédeme sola con ella y le dije: “¿Qué tienes que estás tan cierta de que hoy vas a salir de este destierro?” Ella me afirmó que, durante la misa, había estado nuestra Madre Teresa de Jesús con ella bendiciéndola y regalándola, diciendo: “Hija mía, no sea boba ni esté con esos temores, sino muy confiada en lo que hizo por ella su Esposo, que es grande la gloria que Dios le tiene preparada y crea que hoy la gozará”; y así me afirmaba y parecía que tenía el alma con mucha paz y en esa serenidad pasó el día hasta la noche, que nos fuimos a Maitines, dejando con ella dos o tres de nosotras; y al punto que en el coro queríamos tomar la disciplina, pues era viernes..., cesamos y fuimos todas juntas a la enfermería y, poniéndola el crucifijo y la vela en la mano, comenzamos a bendecir el nombre de Jesús y a decir el Credo con ella y, en acabando la postrera palabra del Credo, expiró; y luego comenzó a cubrirse el cuerpo de tan gran hermosura y resplandor que se vio claro ser cosa sobrenatural y celestial. Y esto no sólo lo vimos todas las religiosas, sino también cuantas personas de otras Órdenes y seglares vinieron a su entierro... El mismo día que la enferma dijo que había visto a nuestra Madre, escribimos a Segovia donde ella estaba, diciendo a la Priora y Subpriora de allí se lo dijesen para ver si podían entender cómo había sido, y se lo contaron diciendo: “Madre, no en balde aquella mañana, después de haber comulgado vuestra Reverencia llegamos dos veces a darle recado y no nos respondió, pues estaba como muerta a la misma hora que escriben de Salamanca que estuvo allí”.

jueves, 8 de enero de 2009

Santa Teresa y San Francisco de Borja


Cuenta santa Teresa en el Libro de su Vida la relación que durante un tiempo mantuvo con san Francisco de Borja:

"En este tiempo vino a este lugar el padre Francisco, que era duque de Gandía y había algunos años que, dejándolo todo, había entrado en la Compañía de Jesús. Procuró mi confesor, y el caballero que he dicho también vino a mí, para que le hablase y diese cuenta de la oración que tenía, porque sabía iba adelante en ser muy favorecido y regalado de Dios, que como quien había mucho dejado por El, aun en esta vida le pagaba.


Pues después que me hubo oído, díjome que era espíritu de Dios y que le parecía que no era bien ya resistirle más, que hasta entonces estaba bien hecho, sino que siempre comenzase la oración en un paso de la Pasión, y que si después el Señor me llevase el espíritu, que no lo resistiese, sino que dejase llevarle a Su Majestad, no lo procurando yo.


Como quien iba bien adelante, dio la medicina y consejo, que hace mucho en esto la experiencia. Dijo que era yerro resistir ya más. Yo quedé muy consolada, y el caballero también holgábase mucho que dijese era de Dios, y siempre me ayudaba y daba avisos en lo que podía, que era mucho."

El cuadro, obra del pintor valenciano Segrelles,
se conserva en la Iglesia de los Jesuitas en Gandía.

miércoles, 7 de enero de 2009

Primera fundación: San José de Àvila...


Entrando en Avila por la calle del Duque de Alba, se encuentra uno de los muros del convento de San Jose. Una puerta tapiada nos llama la atencion...arco de medio punto, unos escudos de la Orden del Carmen, una vieja cruz de madera....

Hasta comienzos del s.XVII era la porteria. Pero las reformas de entonces la trasladaron luego junto a la iglesia, donde está ahora. Dando vuelta a esos venerables muros, llegamos a la Placita de San Jose, recoleto rincon que formas, la iglesia, la puerta del monasterio, la casa del capellan y del demandadero.
Un pavimento de guijarros.

Una ausencia total de adornos extraños.
El aire en silencio...

San Jose es el primer Carmelo Teresiano, el primer ''Palomarcito de la Virgen'', que las manos virginales de Teresa levantaron espiritual y materialemente .

En el alma de Teresa se habìa encendido el deseo de vivir su vocacion carmelitana, con toda perfeccion posible, guardando la regla primitiva, en silencio y contemplacion. Para ello, penso en juntarse unas poquitas nada mas (13 al principio, luego amplio hasta 20) Porque ''muchas mujeres juntas ¡Dios nos libre!''.

La voz que le hablaba le dijo que SÍ...¡Y se lanzó a la empresa! Sin medios humanos, pero confianza mucha en el Señor......

martes, 6 de enero de 2009

Fortaleza Teresiana...


Fuerte como las murallas de su tierra

¿Conoces Ávila? ¿Alguna vez la has visto, al menos en película o en fotografía? Pasar por sus murallas es sentir hambre de lo que no se acaba, de lo que perdura, lo que permanece. Vale la pena hacer el viaje al menos con nuestra imaginación... llegar y sentarse a mirar quietos, asombrados, mudos... Teresa de Jesús contempló este paisaje de piedra, de cielo limpio, de fortaleza. Las murallas son elocuentes para simbolizar la reciedumbre del espíritu teresiano.

Si la Madre Teresa lo dijo, lo doy por hecho

Fuerte no es el peleador que gana un trofeo en el box; él es un deportista. Fuerte es la persona a la que el viento de las dificultades la dobla, pero no la quiebra; fuerte es quien es firme, quien llega hasta el final de lo que se propone.

Se cuenta que Don Álvaro de Mendoza, Obispo de Ávila en tiempo de Sta. Teresa, vivió un proceso de valoración y estima por todos los proyectos teresianos; de hecho llegó a ser un buen amigo de la santa. Bien, pues a este Obispo castellano, le oyeron exclamar: "Juro por mi vida que algunas veces no entiendo a la Madre Teresa, pero creo en ella de todo corazón. He visto que se compromete de tal modo, que consigue lo que comienza". Y cuando Don Álvaro dudaba, cuando le parecía imposible tal o cual fundación, les preguntaba a las monjas carmelitas: "Teresa de Jesús dijo que se haría...? Porque si ella lo dijo, lo doy por hecho".

¿En qué consiste la fortaleza teresiana?

Desde un enfoque teresiano la fortaleza equivale precisamente "a la determinada determinación". (CP 21,2) Supone valentía, y capacidad de esfuerzo. Teresa de Jesús supo combinar con muy buena dosis de armonía un exquisito feminismo con un espíritu recio, fuerte.
Esta frase "determinada determinación" se encuentra con frecuencia en sus escritos, sobre todo cuando habla de momentos fuertes de su vida. Significa: Un acto de entrega y de confianza en Dios; un propósito firme, traducido en acciones concretas de perseverar hasta el fin "pase lo que pase y suceda lo que suceda".

Nos ayuda mucho practicar esta determinada determinación teresiana para salir de la rutina, la mediocridad, del "hay se va". Sirve para comenzar el camino de la oración y para enfrentarnos a las dificultades de la vida, sobre todo a esos momentos de crisis, en los que todo parece tambalearse.

La fortaleza es una gracia que la Santa la pedía constantemente en la oración: "Fortaleced mi alma, Señor" porque: "No viene esta fortaleza de nuestras fuerzas" (V.13,3) Su Majestad nos la concede, dice ella, para aceptar los riesgos con ánimo animoso, para ser generosos, entregados; para "no quedarnos al pie del monte, sabiendo que podemos subir hasta la cumbre"


*fuente: Santa Teresa de Jesús, una mujer para la mujer de hoy

lunes, 5 de enero de 2009

El abrazo ante la puerta dorada...


ABRAZO DE SANTA TERESA DE JESÚS, SANTA CATALINA DE SIENA Y SANTA CLARA*

El tema del abrazo místico, tiene unos interesantes episodios llenos de connotaciones y matices en la iconografía cristiana.
Dejando a un lado el Abrazo de San Joaquín y Santa Ana ante la Puerta Dorada, como inicio material del futuro dogma concepcionista, el encuentro fraterno entre Santo Domingo de Guzmán y San Francisco de Asís, es parte indispensable en la secuencia hagiográfica de los protagonistas más egregios de las órdenes mendicantes tardomedievales.
El abrazo supuso la confirmación externa y visual, el sello físico de una hermandad producida por la similitud de las intenciones, aunque la mentalidad y la forma de llevarlas a cabo estuvieran sustancialmente diferenciadas y de hecho se distinguieran en la práctica de una diferente espiritualidad.
Algo similar sucede en esta curiosa composición iconográfica perteneciente al patrimonio del convento carmelitano de Rioseco, donde de una forma anacrónica pero cargada de simbolismo, se produce el abrazo de tres grandes figuras del monacato femenino. A las representantes más notables de las órdenes franciscana y dominica, Clara de Asís y Catalina de Siena, como auténticas réplicas de Francisco y Domingo, se une ahora la figura de Teresa de Jesús.
No podía ser menos en una casa de la santa, que de este modo ve su condición equiparada a la de las mujeres que, hasta esos instantes, se situaban en la cúspide de la espiritualidad monástica más moderna. La hermandad propugnada eleva la dignidad de Santa Teresa y la vigencia de su reforma, igualándola e identificándola con los procesos que sus antecesoras habían desarrollado en otros ámbitos cronológicos, para expresar la similitud de sus propuestas, ratificadas a través de la imagen.
Si en la narración de su vida, Teresa señala su admiración por Catalina de Siena, aún deja más clara su veneración por Santa Clara, que incluso se le aparece el día de la celebración de su fiesta “con mucha hermosura”, alentándola en sus fundaciones “y díjome que me esforzase, y fuese adelante en lo comenzado, que ella me ayudaría. Yo la tomé gran devoción...”.
De gran discreción en cuanto a su factura, el lienzo ha de responder al esquema previo de una composición gráfica difundida a través de la estampa, o tal vez de una ilustración libraria, que no hemos alcanzado a localizar, generada en el mismo contexto de exaltación de la orden reformada. La composición, de extrema sencillez en cuanto a los recursos recursos estéticos empleados, muestra en primer plano y en un interior embaldosado a las santas, diferenciadas únicamente por sus particulares hábitos.
Las tres se disponen en un entorno arquitectónico, inquietante por desconocido y atrevido en cuanto a su concepto, que recuerda soluciones pictóricas de más altos vuelos, como si se tratara de un esquema reutilizado. Una extraña construcción de arquerías da paso a un espacio ajardinado, disponiendo en su parte superior una balaustrada donde tres personajes masculinos observan admirados la escena, algo que sí que sucede habitualmente en el mencionado episodio del Abrazo ante la Puerta Dorada.
Sin bibliografía
M.A.M.
*Anónimo castellano
Segunda mitad del siglo XVII
Óleo sobre lienzo 154 x 125 cm.
Convento de San José.
Madres Carmelitas Descalzas. Medina de Rioseco