jueves, 28 de mayo de 2009

miércoles, 20 de mayo de 2009

Efemérides: 20 de mayo


1562. Coloquio de Sta. Teresa de Jesús con S. Pedro de Alcántara: "En este tiempo, escribe Sta. Teresa de Jesús, fue el Señor servido viniese (Fr. Pedro de Alcántara a casa de Dña. Luisa). Aconseja la pobreza de la fundación"... Con este parecer yo determiné no andar buscando otros". "Me dijo el Señor que en ninguna manera dejase de hacerla pobre... "Ibañez cambia de parecer. (La Ref. Ter. PP. Tomás de Jesús y Simeón de la Sagrada Flia. ocd.)


Fuente: Miguel Angel Lecumberri,

martes, 19 de mayo de 2009

¿Hacer rezar?


Santa Teresa comienza el libro de su Autobiografía con un grato reconocimiento al testimonio de sus padres.”El tener padres virtuosos y temerosos de Dios me bastará, si yo no fuera tan ruin, con lo que el Señor me favorecía, para ser buena. Era mi padre aficionado a leer buenos libros. Con el cuidado que mi madre tenía de hacernos rezar y ponernos en ser devotos de nuestra Señora y de algunos santos, comenzó a despertarme de edad – a mi parecer- de seis a siete años.Ayudábame no ver en mis padres favor sino para la virtud. Tenían muchas”.

lunes, 11 de mayo de 2009

Un gran carácter...


Bondadosa, tierna, graciosa en sus dichos, pero también madura e intuitiva, Teresa se hacía amar. Para ella la alegría era imprescindible en el cristiano. Y procuraba contagiarla. Bella, inteligente y santa mujer, dotada de un gran equilibrio en su trato humano y llena de sentido común. No dudó en increpar a una priora que se había baldado por hacer excesiva penitencia. Era muy realista.No quería monjas tontas aunque piadosas. Consideraba que la madurez de juicio era más importante que la piedad. La piedad se puede aprender. Pero si le llegaban monjas no inteligentes (no maduras) no estarían dispuestas a aprender y a enmendarse de sus errores. Una persona inteligente es humilde, decía.Por eso, a una madre que alababa las dotes de oración de su hija, para que la admitiese en el convento, Teresa le preguntó: “¿Es también inteligente? Aquí podemos dar nosotras lecciones de piedad; pero no conocemos el medio de dar inteligencia” (Sackville-West; Nigg).

miércoles, 6 de mayo de 2009

Santa Teresa y el sentido común...


Hace unos días visitaba el Convento de las Madres Carmelitas Descalzas de Santa Teresa, fundado por Diego Fecet en el siglo XVII, y tenía la oportunidad de compartir con sus monjas un rato navideño muy agradable en el que hablamos de todo pero, sobre todo, volvimos a hablar de lo que ciertamente tiene importancia, porque muchas veces nos ocupa preferentemente lo superfluo, lo que tiene menos valor. Y, además, volví a ver la magnifica talla de Gregorio Fernández, descubierta, estudiada y publicada en un magnífico trabajo por mi mujer, una imagen que invita a hacer un alto en el camino y apostar por valores como el sentido común, el realismo y el tacto. Apostar por esos valores que caracterizaron a la santa contemplativa pero comprometida en la acción, organizadora capaz, maestra del sentido común, el tacto, la inteligencia y el humor. Esta Teresa de Jesús, proclamada doctora de la Iglesia el 27 de septiembre de 1970, es la autora además de un largo conjunto de escritos que los estudiosos de la literatura española consideran como una “obra maestra de la prosa española”.
Y, al hilo de tantas cosas, de tantas historias, de tantas evidencias, podemos sacar buenos motivos para pensar en estas vísperas de Reyes, recuperar magníficos textos que nos asombrarán por su actualidad. Y lo quiero hacer como un regalo propio de estas fechas en el que todos nos proponemos mejorar, aunque no quiero negar que –en el fondo– sólo pretende ser un humilde homenaje a una de nuestras santas de verdad, identificadas con la santidad como servicio y generosidad. Por eso, en vísperas de la noche de la ilusión, meditemos un poco sobre una idea que defendía la santa avulense cuando elegía novicias, a las que antes que la piedad les exigía inteligencia. Es decir, quería encomendar el trabajo de construir un mundo nuevo a personas equilibradas y maduras, porque sabía que es más fácil adquirir la piedad que la madurez de juicio. Mientras admiramos la inteligencia de la santa carmelita, meditamos sobre lo que escribe, y siempre habrá hombres y mujeres que podrán aprender de sus recomendaciones, quizás hasta llegar a comprender que la humildad es una de las mejores compañeras de viaje.

“Una persona inteligente es sencilla y sumisa, porque ve sus faltas y comprende que tiene necesidad de un guía. Una persona tonta y estrecha es incapaz de ver sus faltas, aunque se las pongan delante de los ojos; y como está satisfecha de sí misma, jamás se mejora

lunes, 4 de mayo de 2009

"Nosotros creemos"


¡Tenga quien quisiere cuidado de pedir ese pan; nosotras pidamos al Padre Eterno merezcamos recibir el nuestro pan celestial de manera que, ya que los ojos del cuerpo no se pueden deleitar en mirarle por estar tan encubierto, se descubra a los del alma y se le dé a conocer, que es otro mantenimiento de contentos y regalos y que sustenta la vida! Yo conozco una persona que habíala el Señor dado tan viva fe, que cuando oía a algunas personas decir que quisieran ser en el tiempo que andaba Cristo nuestro bien en el mundo, se reía entre sí, pareciéndole que, teniéndole tan verdaderamente en el Santísimo Sacramento como entonces, que ¿qué más se les daba? Considerábase a sus pies y lloraba con la Magdalena, ni más ni menos que si con los ojos corporales le viera en casa del fariseo. Y aunque no sintiese devoción, la fe la decía que estaba bien allí. Porque, si no nos queremos hacer bobos y cegar el entendimiento, no hay que dudar; que esto no es representación de la imaginación, como cuando consideramos al Señor en la cruz o en otros pasos de la Pasión, que le representamos en nosotros mismos como pasó. Esto pasa ahora y es entera verdad, y no hay para qué le ir a buscar en otra parte mas lejos; sino que, pues sabemos que mientras no consume el calor natural los accidentes del pan, que está con nosotros el buen Jesús, que nos lleguemos a El. Pues, si cuando andaba en el mundo, de sólo tocar sus ropas sanaba los enfermos, ¿qué hay que dudar que hará milagros estando tan dentro de mí, si tenemos fe, y nos dará lo que le pidiéremos, pues está en nuestra casa?