lunes, 2 de marzo de 2009

Cuando Santa Teresa vivía en Ávila


Ávila vio crecer a santa Teresa. Dentro de sus murallas soñaba ya con compartir con Dios su vida. Allí experimentó el vuelo místico de su alma. Fueron aquellas calles las primeras que recorrió la santa andariega, y ante los catorce conventos que entonces jalonaban la ciudad surgió su idea de reformar la Orden del Carmelo. Ahora, la catedral acoge una nueva edición de Las Edades del Hombre, dedicada a los Testigos de Cristo. En ella, lógicamente, santa Teresa ocupa un lugar destacado. La revista Ars Sacra ha querido rendir especial homenaje a esta doctora de la Iglesia y a su ciudad natal con una colección de cuidados reportajes en los que se analiza la vinculación de la santa con la localidad castellana, y se recrea la vida abulense de la época.


En su persona se aliaba el sentido común de alguien muy cercano a sus prójimos, por natural inclinación de humanidad, con la más alta condición de un espíritu presto al vuelo»: así describe doña Paloma García Picazo, Vicedecana de Investigación y Doctorado de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociología en la UNED, a santa Teresa de Ávila, la mística del siglo XVI que supo aunar la oración con su empeño por reformar el Carmelo y recorrer el suelo español fundando conventos.




La revista de arte religioso Ars Sacra ha querido dedicar a la santa y a la ciudad donde despertó al misticismo un número especial, en el que se recogen los valiosos testimonios de monseñor Jesús García Burillo, obispo de Ávila; monseñor Rafael Palmero, obispo de Palencia y Presidente de la Fundación Las Edades del Hombre, y un amplio elenco de eruditos que recorren la vida de la santa en relación con el espacio en que se desarrolló. Dice el padre Juan Bosco San Román, carmelita, que Ávila era «atalaya de Castilla y puerta y cierre del gigantesco muro natural que defiende las comarcas del Duero». En un cuidado reportaje plagado de interesantes datos, el director del Museo de Santa Teresa se retrotrae a la ciudad tal y como era cuando vivió la santa. Recuerda que estaba en todo su esplendor, pues se calcula que, hacia el año 1570, debía de contar con unos 15.000 habitantes, mientras que en el siglo XV eran sólo unos 8.000.


Los nobles empezaron a jalonar las calles de piedra de la colina amurallada con imponentes edificios, donde el castillo y el palacio se unen en perfecta armonía. Las plazas se poblaban de mercados, en los que los judíos conversos, los artesanos de toda suerte y los vendedores de la lana de las ovejas trashumantes compartían los beneficios propios de una próspera localidad. Hoy, son aún muchos los vestigios de aquella Ávila floreciente que vio crecer a la mística de España. No en vano, como explica el carmelita padre Daniel de Pablo Maroto, profesor de Teología e Historia de la espiritualidad en la Universidad Pontificia de Salamanca, «Teresa no sólo nació a la vida en Ávila, sino que en ella se convirtió en mística».


Explica don Andrés Sánchez, Arcediano de la catedral de Ávila, que «el templo que vio la madre Teresa de Jesús no se diferenciaba mucho del actual. La catedral abulense ya estaba construida por completo». De modo que visitar hoy este templo, que recoge durante unos meses la exposición de Las Edades del Hombre, es visitar la casa de Dios que vio santa Teresa. Tanta relación tienen la catedral y la santa que, en la muestra de este año, titulada Testigos, Teresa ocupa un lugar preferencial por su don para transmitir a los demás el Credo de la Iglesia de Cristo que ella, con tanta fuerza y amor de Dios, profesaba.


El Arcediano también cuenta que la santa «pudo admirar [la catedral] casi como la vemos ahora. Santa Teresa visitó con frecuencia este templo, recorrió su interior, admirando su esbelta nave central y su girola, con su escasa luz, con su piedra multicolor. Percibió lo misterioso de este bello y artístico recinto, sintiéndose invitada al recogimiento y a la oración. Teresa contempló, emocionada, los bellísimos sepulcros de obispos, nobles, guerreros y canónigos, que yacen bajo su correspondiente arcosolio».El especial de Ars Sacra dedicado a Ávila concluye con varios reportajes sobre las restauraciones que, recientemente, se han llevado a cabo, como las de las cubiertas, las bóvedas, la portada de los Apóstoles y el ábside de la catedral, o San Francisco de Ávila, convertido en auditorio. El especial es, al fin, un merecido homenaje a la ciudad y a la santa que aumentó su esplendor.


María S. Altaba

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Madre mia que regalo me he encontrado!!! Teresiana y carmelita de toda la vida y no conocia de la existencia de este blog. Sin duda os visitare a partir de ahora. GRACIAS!
ROCAR

Pasionaria dijo...

BIENVENIDA!
ESTE BLOG ES RECIENTE Y ES
PRECISAMENTE LA FUERZA ESPIRITUAL DE SANTA TERESA QUE SE ABREN LAS
PUERTAS DE EST BLOG!

ABRAZOS.