lunes, 19 de septiembre de 2011

Más importante que esa somera crónica biográfica, es la historia interior de Teresa. Teresa es una convertida. Su cambio total de vida interior se produce a los 39 años (1554), leyendo las Confesiones de San Agustín. De ahí parte el intenso proceso de vida mística de Teresa, que la convierte en escritora y poetisa. Escribe su propia vida en 1566. Ese mismo año redacta un libro de pedagogía espiritual, el Camino de Perfección, que los teólogos censores la obligan a escribir de nuevo. Y once años después (1577) compone su obra maestra, la síntesis de mística titulada Castillo Interior. Escribe además la historia de sus viajes y fundaciones (Libro de las Fundaciones).

Teresa comienza narrando su propia vida, con especial atención al aspecto interior y al cúmulo de gracias recibidas por ella. De esta experiencia personal recaba ella su gran síntesis doctrinal. A las lectoras íntimas les propone por base una serie de valores y virtudes evangélicas, fundados en "el amor de unos a otros" y en el temple de voluntad, que ella denomina "determinada determinación". Insiste en que no hay desarrollo de la persona ni de la vida religiosa sin un ulterior intento de apertura a lo trascendente o de relación personal del hombre con Dios, relación que ella concentra en la práctica de la oración personal, definida como "trato de amistad con Cristo o con Dios" y que se debe convertir en resorte propulsor de acción al servicio de los hermanos.



1 comentario:

LUZ VITORIOSA DE OXALÁ dijo...

El Creador quiso que María desde el principio, el papel decisivo de aplastar con su humildad, la pureza y la obediencia, la cabeza de la serpiente del mal. Visite nuestro blog:
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