"Toda la pretensión de quien comienza oración-y no se olvide que esto importa mucho-ha de ser trabajar y determinarse y disponerse, con cuantas diligencias pueda, a hacer su voluntad conforme a la de Dios (...). Quien más perfectamente tuviera esto, más recibirá del Señor, y más adelante estará en el camino". (Las Moradas, 11, 8).
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