Oh grandeza de Dios,
y cómo mostráis vuestro poder
en dar osadía a una hormiga.
Y cómo, Señor mío, no queda por Vos
el no hacer grandes obras los que os aman,
sino por nuestra cobardía y pusilanimidad.
Como nunca nos determinamos
sino llenos de mil temores
y prudencias humanas,
así, Dios mío, no obráis Vos
vuestras maravillas y grandezas.
¿Quién más amigo de dar, si tuviese a quién,
ni de recibir servicios a su costa?
Plega a Vuestra Majestad
que os haya yo hecho alguno
y no tenga más cuenta que dar
de lo mucho que he recibido. Amén.
(Fundaciones 2, 7)
y cómo mostráis vuestro poder
en dar osadía a una hormiga.
Y cómo, Señor mío, no queda por Vos
el no hacer grandes obras los que os aman,
sino por nuestra cobardía y pusilanimidad.
Como nunca nos determinamos
sino llenos de mil temores
y prudencias humanas,
así, Dios mío, no obráis Vos
vuestras maravillas y grandezas.
¿Quién más amigo de dar, si tuviese a quién,
ni de recibir servicios a su costa?
Plega a Vuestra Majestad
que os haya yo hecho alguno
y no tenga más cuenta que dar
de lo mucho que he recibido. Amén.
(Fundaciones 2, 7)
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