lunes, 7 de diciembre de 2009

Predicando...


"... Iban a predicar a muchos lugares, que están por allí comarcanos sin ninguna doctrina (que por esto también me holgué se hiciese allí la casa; que me dijeron, que no había cerca monasterio), ni de dónde tenerla, que era gran lástima. En tan poco tiempo era tanto el crédito que tenían, que a mí me hizo grandísimo consuelo cuando lo supe. Iban, como digo, a predicar legua y media, dos leguas, descalzos (que entonces no traían alpargatas, que después se las mandaron poner), y con harta nieve y frío; y después que habían predicado y confesado, se tornaban bien tarde a comer a su casa. Con el contento, todo se les hacía poco. De esto de comer tenían muy bastante, porque de los lugares comarcanos los proveían más de lo que habían menester..."


(Santa Teresa de Jesús. El Libro de las Fundaciones. Ediciones del Carmelo)

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